Perfil del Agente de Pastoral de la Salud

  • Honda experiencia de Dios

Ante todo es una persona de honda experiencia de Dios, que experimenta fuertemente en su vida la gracia y presencia divinas. Abierto al Espíritu Santo y configurado con Cristo. Acepta el misterio de la fuerza de la debilidad de un Dios crucificado.

  • Persona muy humana

Persona muy humana, es decir: amable, hospitalaria, altruista, generosa, responsable, discreta, disponible, gentil, respetuosa, dialogante, abierta a todo lo existente en la mente y corazón del hombre.

  • Cultivo de sí

El agente pastoral ha de ser contemplativo y activo.

Ha de conocer suficientemente los componentes de su persona: los negativos para corregirlos y los positivos para potenciarlos y sacarles fruto. Cultivará el equilibrio psicológico, la sana motivación, el control emocional, el arte de la comunicación. Se esmerará por trabajar en equipo, será perseverante, mostrará una mentalidad abierta, mantendrá vivo el deseo de aprender y perfeccionarse.

  • Creyente en la vida

Ha de tener una fe indestructible en el valor y significado de la vida. Y mucha esperanza fundamentada en su fe en Jesús, culminación de la historia, que enjugará todo dolor y llanto (Apoc. 21,4).

  • Rico en gratuidad

Exponente del don de la generosidad, ofertando un tesoro que puede ser rechazado o recibido con indiferencia. Gratis lo han recibido. Denlo gratis (Mt 10,8).

  • Conocedor del alma del sufrimiento

Persona experta en conocer la lógica del sufrimiento y en medicar el dolor del alma; con capacidad de confrontación empática para generar procesos de transformación en el enfermo o sufriente.

  • Conocedor del mundo de la salud

Estudia, analiza, reflexiona y conoce lo relativo al mundo de la salud y al funcionamiento de los centros hospitalarios. Estos mundos tienen sus leyes propias.

  • Con preparación teológica

Conociendo la doctrina cristiana y la Biblia para dar razones de esperanza (1Pe 3,15) cuando sea cuestionado. La Palabra de Dios y el magisterio lo ayudarán a reconfortar, a encontrar motivos de esperanza y a dar sentido a las situaciones humanas. Precisará una visión clara de la obra de Cristo Redentor, así como de la visión de la Iglesia en el contexto de un sano pluralismo religioso.

  • En comunión con la Iglesia

Persona de comunidad, comunicación y comunión eclesial. De la comunidad eclesial recibe delegación, preparación y alimento espiritual.

  • Como Jesús.

Ha de configurarse con Jesús sano, saludable, sanador, saneador y salvador.

La alegría de ser agente de pastoral de la salud

El que practica la misericordia

hágalo con alegría (Rm 12,8).

Ser agente de pastoral de la salud es una decisión personal pero, a la luz de la inteligencia de la fe, bien se sabe que es más que un voluntariado. Es un don del padre misericordioso, una inspiración del Espíritu Santo, una sublime expresión del seguimiento de Jesús, un apreciadísimo ministerio eclesial, una corresponsabilidad evangélica.

El agente pastoral constata bien pronto en su praxis samaritana que se recibe más que lo que se da (cfr. Lc 6,38), que se aprende más de lo que se enseña, que hay más alegría en dar que en recibir (Hch 20,35).

Esta alegría es resultado del cultivo interior de la persona, don de la filantropía pero es, ante todo, fruto de la acción del Espíritu Santo.

Es una alegría interna, probada, honda, extensa, irradiante, contagiosa, saludable, estimuladora, empática.

La alegría de ser agente de pastoral de la salud ha de ser un vivo testimonio humano y de fe para los enfermos, su familia, y para los profesionales de la salud; también para la misma familia del agente pastoral.

Y la alegría del agente pastoral ha de convocar a otros muchos a ser samaritanos en la mies de la salud, del dolor, del sufrimiento…

Y que esa alegría nada ni nadie la quite (cfr. Jn 16,22).

Pecados capitales del agente pastoral

  1. No ver en el enfermo el rostro de Cristo.
  2. Vivir una espiritualidad sin humanismo. Una oración sin caridad.
  3. Utilizar humana o espiritualmente al enfermo. Hacer del apostolado un poder o un estatus social.
  4. Considerarse superior al enfermo
  5. Decir: no necesito ni formación ni supervisión. O exclamar: no estoy preparado, y no querer capacitarse.
  6. Ser francotiradores con un individualismo que perjudica el ministerio en equipo, la mutua colaboración, la planificación y continuidad de iniciativas pastorales.
  7. No tomar iniciativas y responsabilidades apostólicas como laicos adultos dependiendo infantilmente de la jerarquía.
  8. No insertarse “profesionalmente” en el equipo multidisciplinario de salud, no haciendo valorar el aporte terapéutico de la pastoral de la salud.
  9. Discriminar al compañero por razón de categoría social, nivel intelectual…
  10. Caer en el activismo y mesianismo.
  11. No agradecer al enfermo cada servicio que se le hace.
  12. Ejercer un ministerio sin alegría.

Orando

Jesús,
escrito está en tu evangelio:

Anuncien la Buena Noticia
y curen a los enfermos (1).

Como el sacerdote y el levita
no quiero pasar de largo
del hombre herido y dolorido,
sino detenerme como el samaritano (2)

Jesús, salud del Padre,
configúrame con vos:
sano, saludable, saneador,
sanador y salvador (3).

Concédeme, por el Espíritu Santo,
la gracia de conocerte y reconocerte,
amarte y servirte
en cada sufriente (4)

Que todo enfermo
sea mi hermano,
y mi primer prójimo
el enfermo más necesitado (5).

Jesús,
yo, tu inútil siervo,
confío en las promesas de bendición
para los servidores de los enfermos (6).

Si la herida del hermano
tú curas,
el Señor hará cicatrizar
la tuya (7).

Vengan benditos de mi Padre,
entren en mi celestial regazo
porque estuve enfermo
y me visitaron (8).

  • Lc 9, 2.
  • Lc 10, 30-38
  • Hch 10, 38
  • Mt 25, 40
  • Lc 10, 29
  • Lc 17, 10
  • Is 58, 8
  • Mt 25, 36

Consejos de santo

He aquí algunos pensamientos (consejos) de San Camilo de Lellis (1550 – 1614), el santo de la cruz roja, patrono de los enfermos, hospitales y trabajadores de la salud (1).

  • Cada uno pida al Señor que le dé un afecto materno hacia su prójimo.
  • Sirvan al enfermo con el amor de una madre para con su único hijo enfermo y según el Espíritu Santo les sugiera.
  • El enfermo -Cristo- es mi amo y señor.
  • Los enfermos son la pupila y el corazón de Dios.
  • No hagan oración que corte las alas a la caridad.
  • Que nadie pretenda ser recibido en el paraíso sin recomendación de los enfermos y pobres.
  • Nada les unirá más a Dios que la caridad.
  • Los enfermos les harán ver el rostro de Dios.
  • Los hospitales son nuestras misiones.
  • ¡Más corazón en esas manos, hermanos!
  • Haciendo la caridad, uno no se equivoca nunca.
  • Nos ha tocado la mejor herencia: la perla de la caridad.
  • Quiera Dios que en su muerte les acompañe una bendición o un suspiro de estos pobres enfermos.
  • La caridad no busca jamás la propia comodidad.

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